- ¿Qué es eso de andar dando lástima? Levántese hombre. Los hombres no lloran.
- Los hombres no lloran pero sufren que es peor.
Le respondió.
- ¿Y de qué tanto se debería llorar carajo?. ¿Acaso llorar te empuja a llegar más alto y ser mejor?.
- ¿Qué es más alto y qué querés decir con ser mejor?. Sí. Obvio. Si con alto te referís a ALTURA, honor, esperanza, llegar o tratar de llegar al Sol... Si decís MEJOR, te referís a autoconvencerse de que hay que MEJORARSE... podríamos estar de acuerdo. ¿Pero por qué no la llevaste donde ella quería ir cuando lo pudieron hacer?.
- Todo lo que tengo es para ustedes. A mí dejame tranquilo en la quinta nomás. Están todos locos allá. Que no te engañen con espejitos de colores.
- Estuve allá y los espejitos de colores existen. Pasa que no creés en nada ni en nadie. Parecés un perro rabioso que nunca está feliz...
Hubo silencio. Balbuceó como buen perro rabioso y se fue por ahí en ese parque al que nunca lo pudo regar del todo. Al único que le confió el tema ya se había muerto. Pocos sabían que el viejo regante se chupaba todo y se fue pal otro lado con fulminante cirrosis...
- Ahí tengo las fotos y vídeos. Vas a ver que los espejitos de colores existen...
- Aj ! No vengás con güevadas, ni me llenes la cabeza que bien la tengo llena.
Pasó el puto tiempo. Y en esas cosas de la vida, se puso a ver las fotos y vídeos del primer viaje.
- ¿Y eso?. ¿Son tuyas esas fotos?.
- ¿De quién van a ser?. ¿De Montoto?. Claro hombre. Mías...
- Nunca me las mostraste.
- Ah, bue... Te las mostrabas y te ibas a tu siesta. ¿Viste que puede que existan los "espejitos de colores"?.
- Sí. Es bellísimo... Qué lastima que nunca las vi. Ya es tarde.
- ¿Tarde de qué?
- Tarde nomás... A esta ALTURA...
- ¿Altura?.
- Sí. Ya la vida pasó. Pasó rápido carajo...
Hubo silencio.
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