Durante los últimos cien años, la cirugía ha constituido un tratamiento básico en el manejo de la mujer con cáncer de mama. A finales del siglo xix, Halsted desarrolló un procedimiento quirúrgico, la mastectomía, que permitió un avance importante en el tratamiento del cáncer de mama. En este nuevo contexto, la mastectomía constituyó el avance terapéutico más importante en el tratamiento de la mujer con cáncer de mama porque permitió, por primera vez en la historia, el control locorregional de la enfermedad y la mejora en la calidad de vida de la mujer. Pero las circunstancias han cambiado notablemente en los últimos años y el papel de la cirugía debe adaptarse a nuevos retos. Existen diferentes circunstancias que en los próximos años modificarán el papel del cirujano frente a la enfermedad y a la paciente. Primero, debemos destacar que en la actualidad el cirujano no se encuentra solo para tratar a la mujer con cáncer de mama.
La colaboración de la oncología médica y la oncología radioterapéutica ha permitido disminuir la agresividad quirúrgica para garantizar el control locorregional de la enfermedad y, al mismo tiempo, ha mejorado la expectativa de vida de las pacientes con cáncer de mama. En segundo lugar, el diagnóstico temprano de la enfermedad gracias a los programas de cribado ha permitido que un gran número de mujeres sean diagnosticadas con tumores de pequeño tamaño, lo que facilita una actitud menos agresiva y hace innecesaria la mutilación. En tercer lugar, la mujer del siglo xxi es muy diferente a la mujer que Halsted trató a finales del siglo xix. Frente a la resignación y el anonimato social de las pacientes de Halsted, la mujer actual posee protagonismo propio y autonomía para tomar decisiones sobre su enfermedad e imagen corporal. En este nuevo escenario social, cobra importancia el impacto de la cirugía sobre la imagen corporal de la mujer y su autoestima en detrimento del control locorregional. Por último, no debemos olvidar que el conocimiento de diferentes tipos tumorales basados en su perfil molecular ha modificado las indicaciones clásicas para la intervención quirúrgica porque plantea, en algunos casos, el inicio de tratamientos neoadyuvantes a la cirugía en aquellos tumores con gran sensibilidad a la quimioterapia.
Como consecuencia de estos cambios clínicos y sociales es necesario que el cirujano oncólogo modifique su papel en el tratamiento del cáncer de mama desde el control locorregional a la mejora en la calidad de vida y la autoestima. De esta forma, la cirugía del cáncer de mama debe incluir entre sus objetivos la disminución de su impacto en la imagen corporal femenina mediante una cirugía conservadora de calidad (accesos de baja visibilidad, remodelación postumorectomía, procedimiento oncoplástico) y un incremento de la reconstrucción inmediata tras la mastectomía a través de técnicas de preservación de piel y/o piel-pezón. En mi opinión, la mejora de la autoestima es el nuevo horizonte para la cirugía oncológica de la mama. Al igual que otros tratamientos oncológicos, la cirugía del cáncer de mama debe individualizar a la mujer enferma, su tumor y las expectativas personales, por este orden de preferencias.
Durante muchos años, las alternativas quirúrgicas para el cáncer de mama se han centrado en una dualidad técnica, mastectomía o tumorectomía, pero en la actualidad la cirugía oncológica de la mama dispone de procedimientos específicos cuya indicación dependerá de la localización del tumor y de la morfología mamaria. Este es el fundamento de un nuevo concepto en la cirugía del cáncer de mama, la cirugía específica de la mama y el tumor, es decir, la selección de una técnica específica para cada tipo de mama y para cada localización tumoral. Este nuevo concepto hace necesario el aprendizaje de múltiples procedimientos de resección y remodelación mamaria, englobados bajo el término de técnicas oncoplásticas, que el cirujano oncólogo debe conocer.
La cirugía oncoplástica y reconstructiva de la mama es una cirugía del método, esto es, es posible su aprendizaje y, con ello, la consecución de resultados previsibles. Su esencia se encuentra en el conocimiento oncológico del proceso y en el aprendizaje de los distintos procedimientos de remodelación y reconstrucción adaptados a la localización y el tipo de mama. Para ello, es necesaria la formación oncológica del cirujano, así como su educación y entrenamiento en las diferentes técnicas quirúrgicas de remodelación y reconstrucción mamaria. Este libro se inspira en esta nueva filosofía y quiere ser el primer eslabón para que muchos cirujanos inicien su camino en la cirugía específica para la mama y el tumor porque, si entre todos alcanzamos este objetivo, facilitaremos a la mujer su mejor oportunidad para superar la enfermedad.
- Dr. Benigno Acea Nebril
- baceneb@sergas.es
Comentarios
Publicar un comentario